Se dice que el valor de “cero” es nada;
pienso lo contrario, porque bien multiplicado nos ofrece el resultado que nos
da para sumar. Yo lo miro como el círculo perfecto, sin principio ni final… Así
es como te quise; así es como te quiero, sin importar que cero perforara tus bolsillos
dibujando un gran vacío muy difícil de llenar.
Los detalles más hermosos de la vida los
compré con ese cero. Recuerdo tu mirar; me
pedías que te besara el cuello para desatar suspiros y alegrar tu despertar.
El cero en nuestro inicio fue la excusa para
reinventar las formas que dejaran huellas al andar, y en efecto; dimos pasos
tan gigantes como lo hacen los amantes y tú…, dijiste cero: Cero excusas, cero
cosas negativas que destruyan lo que juntos pretendíamos cimentar.
Hoy el cero cobra fuerza; lugar que soslayó
infortunios que pudimos esquivar. Pero nada es para siempre, y aunque te llevo
en la mente, ese cero es tan potente que me flagela inclemente…, porque ya no
estás.
Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública
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