sábado, 30 de noviembre de 2019

Lorena




Heme aquí, pretendiendo cercenar la pena que se anida en las entrañas de mi cuerpo hecho jirones. La espera se hace larga; empujo el minutero del reloj que marca mi existencia, pero el tiempo me apuñala. La vida es un panfleto, al menos en mi caso. No sé si respirar es un suicidio; de ser así, me pregunto cuánto tiempo tarda en consumarse la agonía.

Mis pasos me conducen en reversa, retroceso que se pierde ante las huellas que se borran del asfalto. Mi memoria está repleta de recuerdos con olor añejo, algunos, oxidados por el líquido salino que se aloja en mis pupilas, intentando, a veces, anegar esa tristeza que me impide ser lo que antes era.

El mañana es utopía; sé que el sol calentará mi piel, mas no lo hará con esa soledad que me aniquila, la cual, insiste en mantenerse fría. Procuro sonreír, pero las grietas en las comisuras mis labios duelen; soñar no cuesta nada.

La estrella que alumbraba mi camino rumbo al norte se ha extinguido; deambulo a ciegas. Pero no me detendré, porque al otro lado del desierto que calcina mi esperanza está el oasis. Cuando lo encuentre, me beberé directo y lentamente cada gota destilada, hidratando poco a poco la resequedad que sin consentimiento, me trastocó hasta el alma.


Roberto Soria – Iñaki

sábado, 16 de noviembre de 2019

Amarte sin sentido




Dormí contigo, amparada en la promesa que me hiciste de vivir conmigo; palabras sin sentido. Y te creí, pensando que tal vez, con el correr del tiempo, tu cariño avivaría mi fuego.

El tiempo se hizo cargo de mostrarme el cruel destino; la miel que de tus labios me bebí se puso amarga, y tus caricias se volvieron como el hielo. La triste realidad era una daga, seccionando sin piedad el sentimiento que guardaba para ti; ¡maldita sea!

No tuve más opción que renunciar a ser querida. Tallé mi piel, con la piedra del olvido, intentando deshacerme de tus besos pervertidos; dejé de amar, y de sentirme tu mujer, porque mintió tu ser, al prometer que tú, ansiabas convertirte en mi marido.

Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública


domingo, 10 de noviembre de 2019

Por los recuerdos




Miradla, corazón, y ve a por ella. No permitas que el reflejo en el espejo distorsione su mirada, culpa de las lágrimas que brotan inmisericordes. ¡Anda! Decidle que también la echas de menos, y que tus noches son tan largas como el sufrimiento que se aloja en vuestros cuerpos.

¡A qué esperas, corazón!; no sientas miedo, que la comparsa de los bellos sentimientos viste sus mejores galas. Sed felices en lo dulce de los sueños; el albor de la mañana está dispuesto a calentar el gélido pudor que por amor, parece muerto.

Y no te achiques, corazón, expande tu latir hasta lograr desvanecer el rictus de dolor por no saber decir cuánto la quieres. Dejad que broten los suspiros; la prosa es lo de menos, porque las palabras sobran cuando las caricias hablan, y tú lo sabes, corazón, por los recuerdos.

Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública