sábado, 28 de septiembre de 2019

Amor en primavera



Una mañana, al despertar, mi mano descubrió que tu calor se había ausentado. Las sábanas estaban frías, emulando témpanos de hielo, despiadados, tan gélidos, que me hicieron tiritar, al punto de lograr palidecer y con dificultad, tartamudear tu nombre.

En segundos comprendí que la ilusión de amarnos de por vida fue tan solo una quimera, y que las palabras dichas fueron frases sin sentido; locuciones de una alcoba placentera.

Qué difícil me resulta respirar sin tu presencia, y pretender desatar los cordeles que anudó tu olvido. El tiempo se ha ensanchado, y las nubes de algodón se han puesto negras, de vez en cuando iluminadas por un rayo.

El sol se esconde para mí; las amapolas del jardín en el traspatio de la casa se han secado. Tal vez mañana el corazón que te ofrecí se muera taciturno, pero los versos que escribí con tinta sangre vivirán por siempre, los cuales, dormitan en los folios dentro de la fosa cruel de mi escritorio… La portada del compendio dice: «Amor en primavera».

Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública