sábado, 8 de septiembre de 2018

Sin antídoto




Una serpiente muerde mis anhelos; se trata de tu ausencia. Su veneno es la sustancia que asesina las fascinaciones que cobraron vida en nuestro lecho. El antídoto no llega; la fiebre se incrementa, y la punzada de dolor me tiene al borde la prematura muerte.
El esparadrapo —que disimula las perforaciones de la herida— de rojo se ha teñido. La hinchazón en el músculo que regula mi flujo sanguíneo se incrementa: «¡Deberías detenerte de una buena vez por todas!», le increpa la mitad de mi memoria; la que no está enferma.
Me pregunto torpemente si “morir de amor” es un acto de locura, y la razón —categórica— responde: —Lo es, porque “los males de amor”, en el olvido encontrarán la cura.

Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública

No hay comentarios:

Publicar un comentario