Nos volvimos a
encontrar; yo iba con mi mujer, tú ibas con tu marido...
Y te quedaste en mi mente ¡Te robaste mis suspiros! Y como hierro candente te alojaste en mis sentidos.
Y te quedaste en mi mente ¡Te robaste mis suspiros! Y como hierro candente te alojaste en mis sentidos.
Es
por eso que te escribo, porque mi garganta es nudo ¡Porque me tiemblan las
manos y el dolor se vuelve mudo!
Mi confesión es pecado,
y tu ausencia mi castigo, Yo me pierdo en otros brazos, tú con él compartes
nido.
No supimos esperar lo
que dictaba el destino. ¡Y extendimos nuestras alas sin razón y sin motivo! En
lugar de darle tiempo al gran amor que nos tuvimos.
Sí, es por eso que te
escribo ¡Para decir que lamento la inmadurez de mi tiempo! Y haber truncado
algo hermoso como en un final de cuento.
Te escribo por cobardía,
haciendo a un lado el orgullo; sabiendo que no soy tuyo, porque nunca fuiste
mía.
Imagen pública
No hay comentarios:
Publicar un comentario