miércoles, 11 de abril de 2018

Amigo




A mí también me lo dijo, sin saber que me engañaba...

Mil noches le regalé, soñando siempre a su lado. ¡Con poemas le abracé! Sintiéndome ilusionado.

Pero el instinto no falla; el corazón me avisaba. ¡Que me cuidara la espalda! De la daga envenenada.

Me puse al tanto, mi amigo, sin que ella lo notara. Mis labios se desangraban, ¡y maldije lo vivido! Al ver que de ser su amante me convertí en sólo amigo.

Pensé con detenimiento las acciones venideras; ¡entendí que las palabras se vistieron de quimeras! Y que la distancia mata..., ensalzando las fronteras.

No sufras tanto por ella; escucha lo que te digo. ¡Si quieres emborracharte! Yo te acompaño, mi amigo. Después de todo, su ausencia..., hoy la comparto contigo.



Roberto Soria - Iñaki 
Imagen pública


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