Ella extiende su mano entre
las sombras, sabe que la complicidad del viento le servirá para fundirse en un
acto de amor inmerecido… En lo alto él, la espera, para besar entre suspiros la
humedad bajo sus olas. Ella goza, lo demuestra en el vaivén de inusitadas
brisas.
El silencio se ha robado las
palabras, todo es júbilo entre versos y latidos, ella ofrece mantener la calma,
y él se vuelca de pasión enardecido. Ella encumbra entre sus ondas los —te amo—.
Él, con truenos corresponde aquel idilio, y entre nubes de algodón juntan sus
alas, en un acto de amor nunca vivido.
Hay testigos, son la luna y las
estrellas, todas quieren admirar aquel encuentro enrarecido. Sólo falta que la
tierra dé su anuencia, para juntar el cielo con la mar, y celebrar el haberse
conocido.
Roberto Soria - Iñaki
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