domingo, 7 de abril de 2019

Sin destinatario



Y aquí me tienes, vida,
labrando letras con cincel a golpe de martillo.
La muerte no me arredra;
acudiré a la cita en el momento convenido.

Entretanto, déjame esculpir un mil recuerdos
con la cuña que me ofrece el diccionario.
Mis huellas se fusionan con la piedra,
la piedra del camino destinado.

El sol apunta en dirección al norte,
y mis pasos siguen con andar cansado.
La sed que seca mi esperanza es mitigada
con el agua que se escurre del amor negado.

Por las grietas de mi piel —cual caudalosos ríos—,
navegan barcos de papel con ilusiones rotas,
tan quebradizas como el hálito del moribundo,
que fue vencido por amar a cuentagotas.

Me queda el tiempo necesario para terminar la historia,
la historia de mi tiempo codiciado.
Si mañana muriera sin haberme despertado,
dejaré sobre el buró el recuerdo de mi prosa.

Roberto Soria – Iñaki
©D.A.R.


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