lunes, 25 de marzo de 2019

Algoritmos inhumanos



Me juzgas con fiereza; por el color de mi piel, por mi género, incluso hasta por mi pobreza. Ante tus ojos soy persona indigna, tal vez porque mis lánguidos harapos carecen de etiqueta, y porque mis palabras tienen —según tú— un hedor a letra muerta.
Muchas veces reflexiono cuestionando la ignorancia que se adhiere a mi razonamiento insulso, pero el protocolo me parece complicado, tanto así como encontrar la hipotenusa en un círculo cuadrado.
La suma de uno y uno no me alegra, porque el resultado es una triste división de lo agregado; mi esfuerzo por estar a tu altura es una resta, conclusión que multiplica mis angustias al saberme despreciado.
No sé si pueda resolver el algoritmo; buscaré en la geometría y en lo obtuso del pentágono. Si en las líneas paralelas de la vida me perdiera, haré de mi perturbación una raíz al cubo, hasta despejar la incógnita que me resuelva el cálculo diferencial entre tú y yo, para convencerte de que el triangulo equilátero es igual en cada lado.


Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública


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