sábado, 2 de febrero de 2019

Ando y yendo son gerundio



Caminando entre la hierba seca, observando cómo la naturaleza sin palabras dice tantas cosas. Fijando la vista en esos puntos semiocultos que parecen poca cosa, pero que guardan miles de secretos; algunos, inefables. Cerrando los ojos para percibir el viento; una franca invitación para escuchar el trino de las aves y la estridulación de los insectos.
Descubriendo en los arbustos colonias de especímenes luchando por sus vidas, sin importar lo que resulte al deambular entre panales que dan miel, o en las espinas de un rosal ya casi muerto. Nada se detiene, ni siquiera el mismo tiempo.
Andando con el trote que acompaña el golpetear del minutero, yendo hacia el encuentro del ocaso que se abraza al horizonte. Todo eso es alimento no solo para el cuerpo, pues lo que absorbe la mirada es un nutriente para embellecer el alma. Ando escudriñando, para encontrar la calma.


Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública

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