martes, 6 de febrero de 2018

La pasión




Desde niño, me fue inculcado el bello hábito por la literatura, muy en especial, por la poesía. Y, aunque tengo a mis escritores y poetas favoritos, son tradicionales —consagrados— como decimos en este “mundillo” literario.
No tuve la oportunidad de conocer a alguno de ellos. Estrechar sus manos sin duda, habría sido una experiencia maravillosa, lo mismo que conocer su verdadero «YO» para descubrir si su talento era congruente con la personalidad que poseían.
Con el correr de mi tiempo, y al adoptar de lleno a mi pluma y mi tintero en un intento por plasmar mis pensamientos, la vida, gradualmente, me permite conocer a muchos escritores contemporáneos. Grandes “escribidores”… Poetas, bloggers. Escribientes que abarcan todo tipo de género literario. De los cuales, modestamente, puedo presumir que guardo una amistad con ellos. Seres sensibles, humanos, solidarios, y sobre todo…, humildes, al menos la mayoría.
Mi gusto por el arte es evidente, como lo es también mi ignorancia por el mismo. No puedo dejar de mencionar, —sin decir nombres— en esta mi reflexión, a grandes pintores y escultores, cuyas obras vivientes son canales transmisores de emociones que, al igual que el corazón, también palpitan.
Existe un —algo— en todo esto… pasión. Cada palabra que se escribe, cada trazo que se desliza sobre el lienzo, cada golpe que esculpe la materia, conllevan una parte de la vida del autor. Tiempo, dedicación, esmero, para que al final sus obras lleguen a la manos adecuadas. Por amor, no por dinero.

«Lo que hagas, hazlo con cariño sin pensar si gustará. Siempre habrá alguien que valore vuestro esfuerzo.»





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