Las redes nos atraparon, devorando las neuronas.
El objetivo principal, si es que lo hubo, de acercar y unir al mundo, ha sido
desvirtuado. Hoy, el encono está presente como resultado de las diferencias
sociales y culturales. Las ideologías son armas que asesinan la libertad de
pensamiento y expresión. Es cierto que no son todos: existen quienes, con
inteligencia mental y emocional, dejan huella favorable para el desarrollo
humano, pero por desgracia cada vez son menos.
Qué tanto hemos evolucionado; qué tan
civilizados somos; qué tan pensantes y razonables nos consideramos. Nos hemos
convertido en lo que tanto odiamos: indolentes y mundanos, cobijados por la
frivolidad y mezquindad que relega los conceptos éticos.
En franca analogía somos como marabunta, acometiendo
contra todo y todos de manera voraz, sin escrúpulos, dejando de manifiesto que
la ignorancia nos supera porque los principios agonizan.
Humanidad: un término que dista de su
significado. Y qué decir del futuro: nunca más incierto y devaluado. Poco
hacemos como sociedad: los adultos hemos caducado. Sí, estamos atrapados en las
redes al igual que los pescados; listos para ser devorados y saciar el apetito
del poder y el infrahumano.
Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública
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