Qué triste despertar, fingiendo que los
pétalos de mi dolor, son tersos. Tengo ganas de gritar, y derribar esa muralla
que mantiene al sentimiento preso. Los acordes que acompañan mi secreto tienen
eco, acentuando el sinsabor de mi embeleso.
¡Maldita soledad! De nada sirve naufragar entre
la dicha de quien tengo enfrente. Me muero por amar, y sacudir mi cabellera en
el andar de tanta gente. Hoy mis huellas han dejado de sangrar, atendiendo la
advertencia del “detente”.
Mi suspiro junto al viento es un poema, ritual
que sintetiza cuánto lloro; no sé si mi consciencia va deprisa, o la ausencia
va muy lento cuando corro.
El tiempo en el reloj es largo; detener sus
manecillas no es posible. Si querer en la derrota es un fracaso, fracasaré por
ti, aunque la flor que represento muera, entre los besos con sabor amargo.
Roberto Soria – Iñaki
No hay comentarios:
Publicar un comentario