viernes, 3 de enero de 2020

Flor amargo




Qué triste despertar, fingiendo que los pétalos de mi dolor, son tersos. Tengo ganas de gritar, y derribar esa muralla que mantiene al sentimiento preso. Los acordes que acompañan mi secreto tienen eco, acentuando el sinsabor de mi embeleso.

¡Maldita soledad! De nada sirve naufragar entre la dicha de quien tengo enfrente. Me muero por amar, y sacudir mi cabellera en el andar de tanta gente. Hoy mis huellas han dejado de sangrar, atendiendo la advertencia del “detente”.

Mi suspiro junto al viento es un poema, ritual que sintetiza cuánto lloro; no sé si mi consciencia va deprisa, o la ausencia va muy lento cuando corro.

El tiempo en el reloj es largo; detener sus manecillas no es posible. Si querer en la derrota es un fracaso, fracasaré por ti, aunque la flor que represento muera, entre los besos con sabor amargo.

Roberto Soria – Iñaki

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