—Cuento de Navidad—
Me preguntaron por ti, y sin saber por qué,
mentí diciendo que otro amor se había cruzado en mi camino. Mis labios
intentaron sonreír, pero mis ojos…, mis ojos; qué más te puedo decir.
Un año más sin ti; el invierno es crudo y
despiadado con mis pobres huesos. Hace tiempo no celebro nada; de las blancas
Navidades solo queda tu recuerdo.
La cuenta regresiva en el reloj ha comenzado.
Como siempre, un obsequio esperará por ti bajo las ramas del abeto. Prepararé
la mesa, alumbrada por las velas que tateman su pabilo en un ritual de franca
espera, y en el borde de la vieja chimenea, colocaré tu foto, aquella que te
hice celebrando tu cumpleaños.
Si acaso vuelves, encontrarás algunos cambios
en el orden de la casa; intento sorprenderte gratamente. Eso sí, la butaca de
descanso sigue al pie de la ventana, como a ti te gusta, apuntando rumbo al norte.
¡Ah!, casi lo olvido; terminé por fin el extenso
poemario, aquel que prometí escribir por nuestro aniversario.
¿Sabes…? Qué difícil es vivir sin ti; sin
escuchar decir que me querías, o las canciones que sin ton ni son interpretabas
pronunciando boberías… Éramos felices. Hoy, después de tantos mimos y achuchones
solo quedan cicatrices.
Es momento de decir adiós; te dejo. Regresa pronto,
corazón, de ser posible, antes de que muera el año viejo.
Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública.
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