Aunque mis ojos no te puedan ver, sé que
estás ahí, en ese sitio especial conferido para ti. La vida es una fábula,
entretejiendo miles de razones para continuar el reto; el de ser feliz, sin
importar cuán misterioso sea el destino.
Tal vez ya tengas hijos; de ser así, supongo
que disfrutarán de tus caricias, y de los cánticos que junto a mí, fueron
ensayados pensando en el futuro, el cual, nos alcanzó deprisa; lamento que el
camino nos haya separado, Me pregunto si recordarás mi mano, esa que se deslizó
en tu cuerpo, tocando cada poro de tu piel; acto sublime, y sempiterno.
Pensé, equivocadamente, que con el tiempo de
mi mente escaparías; no ha sido así, incluso, vives en el mundo de mis sueños;
fantasías reminiscentes. No tengo que decir que ya estoy viejo; mayor, como
dicen en el pueblo. Mis cabellos pintan canas, y los surcos en mi piel se encuentran
llenos de secretos; algunos malos, otros buenos.
Si del viento escuchas mis palabras, sabrás
que por amor, te sigo echando de menos.
Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública
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