jueves, 6 de diciembre de 2018

Año viejo




Hola, querido año viejo. Veo con tristeza que tus horas están contadas, pero antes de que te marches quiero que sepas que he apartado para ti un lugar muy especial en el baúl de los recuerdos.
Desdichas y alegrías pusiste a mi disposición; enseñanzas todas. No hay reproches de parte mía, pues a cada minuto me entregaste lo que en tu valija había. No sé si administré los bienes de manera responsable, mas luché por conquistar las metas; los surcos en mi piel son mis testigos.
Es cierto que pagué muchas facturas, de costes altos como el mismo cielo… Quizás lo merecía. Escudarme en la ignorancia no me vale; sería como pretender cubrir mis yerros con la autoconmiseración y sabes bien que la detesto.
Gané y perdí, me queda claro; así es la vida. En el balance de las cuentas salgo a mano; redoblaré el esfuerzo el año entrante si es que soy merecedor de la revancha.
¡Oye…! Casi lo olvido: Colgué mil fotos en el muro de la ausencia, alusivas al correr del implacable tiempo; en todas sales.
Espero que no olvides la promesa que me hiciste, la de caminar tomados de la mano las cincuenta y dos semanas; yo sigo firme, aunque mis cabellos pinten canas.
Nos hemos puesto flacos y ojerosos; nuestro andar es ya cansino. No obstante, seguimos removiendo las piedras del camino. ¡Oye! Muchas gracias. ¡Anda! ¡Bebamos del buen vino! Pues tú te vas en unos cuantos días, mientras yo me quedo a cumplir con mi destino.


Roberto Soria – Iñaki
Imagen pública


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