jueves, 2 de julio de 2020

Y entonces escuché.



[...] y entonces escuché, dejando el ego en un cajón del viejo armario. Era tiempo de decirle adiós a tanto odio, porque mis noches detestaban el insomnio.
Sí, escuché; mis manos temblorosas extrañaban sus caricias, mas quedé sin habla por temor a confesarle mi desdicha. Evento del pasado.
Escuché; las razones eran clavos perforando mi consciencia. Me puse de rodillas y lloré, sin el temor que desgarró el ayer por su abandono.


by Roberto Soria – Iñaki
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Reflexivo.




La investigación es una ruta desafiante, donde la verdad se pierde fácilmente. La mentira tiene patas cortas, y la ignorancia sigue siendo ardiente.
Me sabe mal caminar entre los muertos, seres que se piensan divos. La dignidad ha perdido la cordura, y la violencia se ha erigido entre los vivos.
La mente ha sido secuestrada; el pago del rescate es uno mismo. Muchos hablan de saber bastante, y se niegan a mirar hacia el abismo.
El superego ha transmutado y la visión se nubla. Las argucias crecen como los hacen los hierbajos. La muerte se presenta en el cenit desnuda, mientras las ovejas marchan hacia abajo.
¡Cómo revertir ese proceso involutivo!, si las neuronas van perdiendo la batalla. Refugiarse en el harapo del mendigo, solo engorda la riqueza del canalla.
Me resisto a caminar sobre la cuerda floja; el funambulismo no me da la gloria. El señalamiento a ser distinto me apuñala, pero me permite libertad en la memoria.
by Roberto Soria - Iñaki
Imagen pública

Cómo no quererte.




Cómo dejar de mirarte, si sujeto tu silueta.
Cómo pedir que te vayas si se ha cerrado mi puerta.
Tu esencia es un petricor que se aloja en mis sentidos,
queriendo desnudar el alma mientras te envuelvo en suspiros.

Decir que te quiero es poco;
estoy muy enamorada.
Tan es así que mis alas —como si fuesen de hada—,
me llevan en un instante a los pliegues de tu almohada.

Dices que puedo tenerte,
en mis dulces utopías,
haciendo nudo los besos,
tus caricias y las mías.

Que nada importa si el tiempo
transcurre como un soplido,
porque me siento tan tuya,
y tú te sientes tan mío.

By Roberto Soria – Iñaki