Un sismo de 8.4 grados en la
escala de Richter sacude a México… Huracanes, tormentas tropicales y en general,
fenómenos naturales devastadores azotando una porción del planeta.
La tierra reclama, se manifiesta
poniendo en evidencia la fragilidad del ser humano. Pero al parecer no es
suficiente, la mano del hombre interviene… opresión, conatos de guerra global,
terrorismo, dictadura, asesinatos, abuso de poder, pobreza extrema; pareciera
ser que la meta principal es la destrucción total de las especies.
Observo, intento razonar, la
ignorancia me hace presa. Escucho clichés que me confunden, demagogia pura, pura
demagogia. La humanidad insiste en estar dividida, y a los líderes les ocupa
que sus pies crezcan sin proporción pues entre más grandes mejor, para pisotear
sin miramientos a los débiles de voluntad y con ello, amasar fortunas
exorbitantes y poder.
Dogma, conocimiento que se
considera cierto de modo absoluto…, no lo entiendo, y al no entender me doy
cuenta de que lo más sencillo resulta ser lo más complicado, al menos para mí.
Busco respuestas en espera de encontrar los
porqué de una humanidad tan lastimada, pero entre más indago más confusión se genera
en mi cerebro. Los líderes religiosos beben y comen en utensilios de oro y plata,
degustando los manjares más exquisitos y exóticos, bebiendo sin sed de los mejores
vinos, sobra decir que, de costos inaccesibles para la mayoría de los mortales.
Los políticos estructuran
presupuestos absurdos, aberrantes, cuyos recursos multimillonarios serán
utilizados tan sólo en su propio beneficio… no, un momento, estoy siendo injusto
con ellos, repartirán las migajas entre la población expectante.
Y la “sociedad” cuyo
adjetivo calificativo le queda muy grande, pues ni es conjunto ni se relacionan
para convivir. Al menos no la mayoría.
Retomo el diccionario, —HUMANIDAD—
del latín humanitas, -atis «Conjunto
de todos los hombres, condición propia del ser humano, sentimiento de lástima hacia
los que sufren.» Al menos así lo dice el diccionario. No, definitivamente, no estoy
entendiendo nada.
Roberto Soria - Iñaki
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