Llora mi querido bandoneón, frente a la luna
Que la noche quiere disipar por fin su pena
Y para resolver el dilema de tan cruel condena
Le basta tu canción, tan sólo una
Que los perros, mis guardianes, alerten el sentido
Y que mi hija, mi pequeña, se decante por la euforia
Para celebrar en el alcázar con las mieles de la gloria
El haber vencido a los fantasmas de tan cruel olvido
Porque no me venceré por tanta ausencia
Ni viviré del recuerdo tan querido
Porque me asiste en la memoria la paciencia
Y si vuelvo a enamorarme en lo sinuoso del camino
Seré prudente, apasionada y persistente ¿por qué?
Porque sé que enamorarse sólo es cosa del destino
©by Roberto Soria - Iñaki
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