sábado, 9 de julio de 2016

Por amarte así



¿Por qué pensar en tus ojos si ya no puedo mirarlos?
¿por qué morir en sollozos tan sólo de recordarlos?
Una mañana de marzo despertó mi corazón
y al sentirte entre mis brazos te compuse una canción.

Y me enredé en tus caricias, perdiéndome entre tus besos
mira lo que son las cosas, hoy vives hasta en mi rezos.
Y me dijiste te amo, y te fundiste conmigo
y hoy me pides que te trate como si fuera un amigo.

¡¿Qué daño pude causarte, si sólo quise adorarte?!
¿por qué me niegas el verte, acaso quieres mi muerte?
¿No quieres mi corazón?, no importa, puede tirarlo
él murió por tus desprecios antes de destrozarlo.

Antenoche lo enterramos, nadie vino al funeral
y las rosas que le puse han dejado de llorar.
El cielo se obscureció, y los grillos ya no cantan
y mi voz ya no se escucha por un nudo en la garganta.

¿Por qué te sigo adorando?, no sé, tal vez perdí la razón
las cosas de la cabeza no son las del corazón.
Pero tienes mi promesa de sacarte de mi vida
tan sólo deja que sane, que cicatrice la herida.

Y cuando logre sacarte no te preocupes por nada
yo levanto lo que queda de la rosa deshojada.
Y los pétalos resecos formarán un corazón
y a las doce de la noche entonaré tu canción.

Y miraré las estrellas para platicar con ellas
porque la cosas más bellas me salen del corazón.
Voy a mirarte de lejos para seguirte los pasos
y soñaré con la noche que te tuve entre mis brazos.

Cuando la muerte me llame
voy a pensar que fui el hombre,
que te adoró como nadie
mientras pronuncio tu nombre.


Roberto Soria - Iñaki


jueves, 7 de julio de 2016

Permite que me ría


Me río de mí, porque descubrí frente al espejo
Que no soy ni la mitad de mi reflejo,
Porque de la vida nada sé, al menos no lo suficiente
Como para ser clemente.

Me río de mí, porque mientras me reía de todos
Entendí que todos eran los que se reían de mí.
Vida, permite que me ría, porque desafié tu reto
A tal grado que a la muerte le falté al respeto.

Me río de mí, de mi cobardía
Al evadir la brecha que el destino interponía,
De mis ansiedades, nimiedades engrosadas todas
Por soberbia y falsedades.

Más heme aquí,
Sin antagonismo,
En burla de mí mismo
Intentando un cambio para ser feliz.

Y voy a conquistarlo sin pararme en la cornisa
Con toda la seriedad sin que me gane la risa,
Mañana mismo comienzo desde que despunte el día
Porque quiero disfrutar el mundo, aquel que me sonreía.


lunes, 4 de julio de 2016

La niña de los secretos


Me quedé con la niña en el recuerdo,
aquella de la trenza y grandes ojos,
la que quiso volar sobre la nubes
sin reparar que lloraría por los abrojos.

No apresures, le dije muchas veces,
llegarán tus momentos por sí solos,
más te advierto, ten cuidado con los lobos
porque pueden destrozarte con sus dientes.

Te lo digo por tu bien, no habrás la boca
para lanzar improperios sin sustento,
porque el de enfrente puede derribar tu historia
con argumentos que te dejen sin aliento.

No confundas la traición con valentía
son dos cosas diferentes por completo,
pues quien clava su puñal sobre la espalda
no merece que le traten con respeto.

Marcha digna si la culpa no te embarga
que tus pasos te conduzcan a la gloria,
más si guardas un pecado en tu memoria
es mejor que no comiences otro reto.

No pretendas desafiar a tu oponente
sin tener una estrategia precautoria,
pues el duelo puede ser cruento y doliente
que la muerte se saldría con la victoria.

Y si buscas indulgencia, habla claro
que la pena no se oponga a tus deseos,
la humildad es lo mejor en estos casos
y al final la que se lleva los trofeos.


Roberto Soria - Iñaki

Mis tesoros


Perdí mis tesoros materiales, codiciados todos ellos, luego entonces los de carácter espiritual llegaron, se arremolinaron en torno mío, me bordearon jubilosos de tal forma que ya no pude ver las banalidades que me hicieron presa tantos años.
«Hemos sufrido tus desdenes pero aquí nos tienes, esperando con paciencia que el vendaje de tus ojos se cayera.» Pronunciaron.
Me entregaron una lista en un trozo de mi piel ensangrentada, familia, amigos, salud, amor y no sé cuántas cosas más que venían numeradas. No pude continuar con la lectura, mis ojos se nublaron. Nadie disputaba mis riquezas nuevas; « sólo somos tuyas.» Vitorearon.
Y en un momento de reflexión profunda tuve la oportunidad de mirar hacia el pasado, una voz conciliadora musitó muy convincente; «todo lo que ves ahí era lo que poseías, te fue prestado para disfrutarlo un tiempo corto, tal vez más del que en verdad te merecías.»
Junto a todas esas cosas había una maleta pequeña, con un diminuto letrero etiquetado que citaba con precisión: «Cuando llegue tu momento harás un viaje, con esta valija es suficiente, tu destino no requiere de rimbombante equipaje.»
Esa sentencia fue determinante, en una especie de re-ingeniería emocional mi esencia se modificó y en el momento más álgido, tomé consciencia del mundo corrompido que habitamos, no todo era tan malo, me quedaba mi albedrío, libre y soberano, para elegir entre la felicidad mundana, o vivir a plenitud junto a los seres que amo. Quizá desnudo, pero con el corazón henchido de alegría, sin pensar en el mañana.


Roberto Soria - Iñaki