jueves, 24 de diciembre de 2015

Éxtasis literario








































No cabe duda que la lectura en el mundo se fortalece gracias a la creación de las redes sociales, el uso del papel comienza a tomar tintes secundarios ante la avanzada tecnología electrónica que ofrece la red, con sus herramientas virtuales que han desplazado incluso a la telefonía tradicional.

Pero el tema que nos ocupa es la lectura como resultado de la escritura, ese arte de amalgamar conjuntos formados por signos para convertirlo en letras, en palabras, en frases, oraciones que habrán de emplearse con sonidos en diversas lenguas para enseñar y comunicar.


La evolución marca una tendencia, ruta en la cual incluso el idioma entra en conflicto, se rompen toda clase de reglas gramaticales mezclando con descaro los tiempos verbales, acto que debilita la esencia del arte del buen decir para franquear el acceso de un lenguaje cibernético. ¿Bueno, malo? Yo diría que distinto, transitorio, que trata de confeccionar su propia identidad pero sin renunciar al principio toral, el de la expresión.


Esta metamorfosis permea todos los ámbitos, la literatura no es la excepción, y aunque pareciera un inconveniente para los escritores el resultado es contrario, genera áreas de oportunidad envidiables a través de protocolos innovadores sin importar la clase de lectura.


Habrá quienes juzguen calificando algunas obras como absurdas o de mal gusto y tal vez tengan razón en las formas, pero en el fondo que es la creación todas adquieren la misma importancia, desde una tira cómica y hasta los best sellers que han deleitado a los lectores más exigentes, claro, sin dejar de lado los textos técnicos y científicos, o bien los dedicados a la educación.


Nada que se escriba es hueco por intrépido que parezca, todo tiene un mensaje, una reflexión o crítica, pretextos didácticos que servirán de marco para presentar y discernir algunos manuscritos inéditos, producto de mis vivencias y de la imaginación.